Si te han llamado de una empresa y te quieren entrevistar, no debes tener miedo, estás de enhorabuena, porque una entrevista siempre es una oportunidad de encontrar trabajo. Y para no desaprovechar esta oportunidad, debes preparar cuidadosamente la entrevista, el entrevistador también va a hacerlo.
Sé una persona positiva en todo momento y cuida todos los detalles, acude solo y sé puntual, llegando incluso unos minutos antes de la hora acordada. Si te han citado por e-mail o por carta, llama para confirmar que vas a ir.
Anticípate y prepara las respuestas para las preguntas que te puedan hacer. Te pueden preguntar cualquier cosa, así que es necesario que antes de ir a la entrevista, te plantees qué responderías si te preguntaran por tu estado civil o tus aficiones.
O si te interrogaran sobre por qué buscas trabajo, por qué eres el candidato ideal para el puesto, cuáles son tus puntos débiles y cómo los defenderías, si tienes o piensas tener hijos y un sinfín de preguntas que, además de conocerte mejor, buscan ver cómo reaccionas ante lo inesperado.
En una entrevista de trabajo no solo evalúan tus aptitudes para el puesto sino también tus actitudes, es decir, cómo te comportas. Si tienes claras las respuestas, porque te has anticipado a lo que te preguntan, tendrás menos ansiedad en la entrevista, estarás más tranquilo y transmitirás más seguridad y confianza, que es lo que busca el entrevistador.
Prepárate para una prueba escrita, un test psicotécnico o una prueba de idiomas o informática. Si el puesto al que estás optando requiere utilizar algún programa informático concreto, alguna habilidad especial o algún idioma, lo más probable es que quieran que lo demuestres allí mediante una prueba. Debes dar sensación de que no solo dominas lo que requieren sino que tienes algo más que aportar.
Infórmate sobre la empresa que te va a entrevistar. Si te han mandado información, léela atentamente, busca noticias sobre la empresa y, sobre todo, métete en su página web (si la tiene) para saber algo más sobre ella. Quedará bien que lo sepas y te lo pueden preguntar. Además, busca bien dónde está y tanto si vas en transporte público como privado, busca cómo llegar y sal con suficiente antelación para evitar perderte y llegar tarde.
El aspecto físico también importa. Dependiendo del trabajo al que estés optando, vístete de una manera u otra, pero siempre con un aspecto formal y lo más discreto posible, evitando la ropa llamativa, las gafas de sol y los piercings. No hace falta que te disfraces, debes sentirte cómodo con tu atuendo. Ve impecable: aseado, arreglado y en consonancia con cómo creas que se viste en esa empresa.
Las empresas suelen ser muy conservadoras en cuanto al aspecto que quieren que tengan sus empleados y la primera impresión que les causes es fundamental. Siempre es mejor pasarse de formal que quedarse corto. Ir más formal nunca te restará puntos, en todo caso los sumará a tu favor.