Recapacitacion Laboral Para Un Mundo Cambiante

Para dar una idea mas acabada de la intención de la presente comunicación, el titulo de la misma merecería ser ampliado. Por ejemplo: “De la recapacitación laboral permanente para un mundo velozmente cambiante”

Potenciado aún por las posibilidades telemáticas, uno no sabe cuando emite un mensaje quienes serán finalmente sus receptores. Esta observación, no nos impide decir que la misma esta dirigida a”gente de trabajo” que discurre su existencia terrenal en la provincia de La Pampa, Argentina y sus áreas vecinas.

Esta comunicación transita deliberadamente por el camino de la divulgación. No creemos que aporte nuevas informaciones a académicos y especialistas. Ya sexagenarios, y con el privilegio de venir accediendo desde hace casi cuatro décadas  a ingentes volúmenes de información, provenientes por ejemplo de  organismos internacionales, reparticiones oficiales, corporaciones empresarias o grandes organizaciones no gubernamentales, nos  queda la impresión que esa masa informativa no se disemina entre el grueso de la población, la que discurre sus cotidianidades con practicas culturales integrales, asimiladas de su propia experiencia o de las generaciones precedentes.

Vinculada a esta percepción, está otra que, se   leen o escuchan generalizaciones sobre Latinoamérica o mas precisamente sobre la Argentina en cualquier área de actividad, cuando en realidad se ha recopilado información sobre no mas de veinte áreas urbanas del país. Esto nos hace ser mas receptivos a los informes de los antropólogos, los etnólogos/folkloristas y los asistentes o trabajadores sociales, que a los estudios estadísticos o sociológicos. Nuestra experiencia como encuestador nos enseñó que toda encuesta deja más información fuera del formulario que la que recoge.

Quisiéramos decirle a la gente de trabajo, que nos honre leyendo estas líneas, que la manera de ganarse la vida mediante las formas laborales que practicamos, las que practicaron nuestros padres y aún nuestros abuelos, en un plazo no muy largo podrían terminarse, y esa terminación, además de traumática, podría ser abrupta o repentina. En esta apreciación, que puede resultar temeraria y alarmista, no hacemos mas que recoger una masa considerable de advertencias que se vienen haciendo desde hace alrededor de cuatro décadas desde los círculos restringidos, mas arriba mencionados, pero que vaya a saber por que motivos tardan en diseminarse entre el grueso de la población, que es la que finalmente padecerá los desajustes emergentes de las nuevas realidades a soportar.

Algo de esto que aquí decimos, se refleja en el “tachin tachin” que al respecto se va desprendiendo de los medios de comunicación sobre temas como la “crisis energética” o “el cambio climático global”. La mezcolanza de estos dos paquetes de fenómenos esta siendo mundial y sus efectos, aunque muy atenuados ya se están haciendo sentir en nuestras vidas y lo serán en forma creciente. A considerar formas de encarar estas cambiantes situaciones, van dirigidas estas líneas.

Cavilando situados en el espacio pampeano, hacia mediados del mes de febrero del año 2008 del calendario gregoriano, no está demás consignar que dicho espacio recién fue “ocupado “por la denominada “civilización occidental”, a partir de 1882 con las sucesivas fundaciones de Victorica y General Acha. Ya para la fecha de la fundación, el ferrocarril había irrumpido en el país, y se proyectaban líneas sobre el espacio a ocupar (como bien se refleja en un pasaje de la “Excursión a los indios ranqueles”, de Mansilla, publicada en 1871).El ferrocarril llegaría a Bernasconi en 1891.

¿Qué significación asignamos a estos datos históricos, en los tiempos que corren signados por lo que se le denomina la variable ambiental? Significa que todo el desenvolvimiento del proceso de Occidentalización del área sobre la cual meditamos, tenía como principal soporte energético a la energía proveniente de los hidrocarburos (en orden sucesivo de aparición: el carbón mineral, el petróleo y el gas). La inicial participación de la leña y la tracción a sangre animal se fue minimizando paulatinamente.

El panorama seria incompleto si no consignáramos la incorporación a la oferta energética regional a partir de la década del 70, de la energía hidroeléctrica generada por los ríos de origen cordillerano.

Esta disquisición acerca del origen de la energía que da soporte a nuestras cotidianidades incluida la laboral, es algo que prácticamente no se hace.

Y en nuestra opinión es momento de pensar en hacerlo, porque tendríamos que comenzar a imaginar colectivamente como motorizar nuestras actividades, manteniéndose la oferta de energía de fuente hidroeléctrica y desapareciendo más o menos abruptamente la energía proveniente de hidrocarburos. Sin perjuicio de referirnos a las formas de utilizar en la forma mas eficiente posible la energía de esas fuentes, además de referirnos a las posibilidades que ofrecen otras fuentes de energía alternativa como la solar, la eólica, la biomasa y otras; nuestra comunicación esta orientada a lo laboral en tanto factor de la etapa productiva del proceso económico. Transitando por el sendero de la divulgación no esta de más consignar que en la actividad económica, componente inescindible de la actividad integral de todo agrupamiento humano, se suelen diferenciar cuatro etapas, a saber: la producción, la circulación, la distribución y el consumo. El trabajo en tanto esfuerzo humano aplicado a la obtención de bienes, se considera un factor directo de la producción, y nosotros agregamos también de la circulación .En cuanto a la distribución al trabajo, mas precisamente a las personas que trabajan, se les remunera fundamentalmente a través de salarios, y es con esas remuneraciones que el trabajador o la trabajadora y su familia, adquiere directa o indirectamente los bienes que consume para satisfacer sus necesidades.

Estos procesos, sucintamente esbozados, son los que vienen efectuando las personas que se incluyen en ese concepto – convencional como todo concepto – conocido como “Población económicamente activa, (PEA)”, y por lo menos, las tres generaciones que le precedieron.

Teniendo en cuenta los datos de la historia regional arriba consignados -implicados ellos en los interrelacionados aconteceres nacional y planetario- apuntemos que las personas que están actualmente en el inicio de la PEA. tienen 18 años, y nacieron en 1990.Las personas que están en el otro extremo de la PEA tiene 65 años y nacieron en 1943. Una persona de 45 años que le faltan 15 para jubilarse si es mujer y 20, si es varón, nacieron, en 1963.

Estos guarismos, susceptibles de ser calificados de perogrullescos o redundantes, refuerzan nuestra hipótesis en el sentido que hay una cultura de la cotidianidad, que daba como supuesta la disponibilidad relativamente accesible de las fuentes de energía que ya mencionamos y que están en trance de desaparición. Ello apunta tanto al empleo de automotores, motocicletas, maquinarias, agrícolas y electrodomésticos( y nos estábamos olvidando de ciertos fertilizantes). Mas también apunta a las fuentes de trabajo, en su mayoría ligadas directa o indirectamente a ese soporte energético en transe de desaparición paulatina o abrupta, o de dificultades de obtención por sus costos crecientemente inaccesibles para la población dependiente de remuneraciones, de jubilaciones, de pensiones, o aún de subsidios.

No creemos ser fastidiosos, en enfatizar la invitación casi forzosa a realizar cambios de estilos de vida como consecuencias de las situaciones que se vislumbran. No son cosas que se nos ocurran a nosotros, sino que son casi incontables los estudios y las opiniones que viene haciendo avisos prospectivos sobre el particular, aunque el publico en general recién se vaya anoticiando, por el retraso con que los medios masivos de comunicación han hecho de estos desafíos de nuestros respectivos porvenires y el de las generaciones que nos sucedan.

Inmersa en un cambio integral de la configuración del estilo de vida de los asentamientos humanos, donde cada persona discurre su existencia, ha de encuadrarse la recapacitación de las habilidades laborales.

Mas como decía Don Hipólito Irigoyen vayamos a las “efectividades conducentes”, ya que los ejemplos suelen aclararlo todo. Y a propósito de aclaraciones, es adecuado recordar que esta comunicación tiene las limitaciones propias de lo monográfico. Tan sólo intentamos comunicar esbozos, los que sí nos dan una idea de lo que se puede lograr a nivel de elaboraciones transdisciplinarias y participativas.

En un escenario donde los hidrocarburos tienden a ser crecientemente escasos y obviamente con costos recientes, hay que prepararse para transiciones laborales que prescindan de los vehículos impulsados por hidrocarburos, de la utilización generalizada de materiales plásticos, del empleo de fertilizantes basados en hidrocarburos, y  que minimicen el empleo de la gama de los electrodomésticos.

En este sentido postulamos el empleo creativo de la fuerza física animal y humana, así como de otro tipo de materiales. Como la etapa signada por la abundancia de hidrocarburos, ha sido acompañada por un intenso desarrollo científico- tecnológico, existen disponibles casi incontables adelantos que posibilitan soluciones alternativas, y que incluso hacen más viables, modalidades que ya existían, pero que fueron minimizadas, cuando no desactivadas por la energía abundante y barata proveniente de los hidrocarburos. Como transitamos por el camino de las “aproximaciones sucesivas”, en desarrollos anteriores ajunto con la postulación de la minimización de los automotores y los plásticos, la hacíamos extensiva a los caminos pavimentados. Al menos, en el ámbito geográfico hacia el que direccionamos la presente comunicación, creemos necesario revisar el tema caminos pavimentados, admitiendo la posibilidad de extendernos a otras situaciones geográficas, aunque sin olvidar que parte de la materia prima para la pavimentación de caminos proviene de hidrocarburos.

En el ámbito de la tracción animal, se necesitara personal capacitado para la elaboración de herraduras; para la colocación de esas herraduras, para la doma de los equinos, para la conducción de los carruajes y maquinarias agrícolas, para la construcción, reparación y mantenimiento de carruajes y maquinarias agrícolas con nuevos materiales livianos, para la elaboración de arneses; para el cuidado y mantenimiento de los animales. Cuando decimos caballos, podemos también pensar en bueyes y aun en camellos y llamas.

Todavía recordamos, la hilaridad que causó a nuestros conocidos, cuando un cuarto de siglo atrás en un periódico de la región- y ya concientes de lo que pasaría- sugerimos reemplazar los tractores con los cuales los municipios pampeanos recogían residuos domiciliarias, por carros de plástico y aluminio traccionados por caballos percherones (para ese entonces desconocíamos la existencia de los caballo belgas que son aun de mayor capacidad tractiva que los percherones).

En el ámbito de la tracción humana, y asumidas las posibilidades de las bicicletas y los triciclos tanto para el transporte de mercaderías y de reparto, potenciadas por nuevos  diseños y materiales livianos , hará falta personal capacitado por fabricar, mantener y reparar esos vehículos, así como para la conducción de los mismos.

Los envases de plástico, reemplazaron, una gama importante de los que se elaboraban con vidrio. Incluso ello conllevo la desactivación del ciclo de la cestería que acompañaba a esos envases. El retorno de los envases de vidrio con las debidas actualizaciones tecnológicas, requerirá personal capacitado para la elaboración de envases de vidrios y los anexos de cestería y aun de cajones de madera, teniendo en cuenta la sustentabilidad de los respectivos recursos.

La gama de los electrodomésticos es muy amplia, y con las actualizaciones tecnológicas que atraviesan todas estas consideraciones, se puede retornar al empleo de la energía humana, que reemplazó la electricidad relativamente de costos accesibles, casos concretos las maquinas de coser y las batidoras.

Con esta somera y preliminar enunciación de ejemplos, queda claro que se hace necesaria una migración de las actuales fuentes de trabajo a las nuevas. Sería una necedad decir que esta migración no comportará alguna cuota de traumaticidad conflictiva, pero la misma puede minimizarse, si los interesados están sensibilizados acerca de la necesidad de los cambios y reciben la capacitación para las nuevas habilidades laborales. De suyo que el sector empresario debe acompañar estos procesos de reinvención productiva que implican la internalización de la variable ambiental.

Desde la consideraciones precedentes – que reiteramos transitan por el camino del esbozo monográfico – intentamos insinuar acerca de las responsabilidades en material de las tareas de formación y capacitación que comportan estos ineludibles desafíos. Es obvio que nos introducimos en el campo educacional, entendido este en sentido amplio.

Para comenzar no puede afirmarse ni que no existen antecedentes en la materia, ni que actualmente no se viene haciendo nada sobre al particular. La frase precedente, se emparenta con la voluminosa información que se viene produciendo  tanto a nivel de los organismos internacionales, acompañadas de acciones puntuales, como desde organizaciones no gubernamentales, empresas trasnacionales y publicaciones especializadas.

Acotándonos al caso argentino, y consignado igual nivel de importancia a los antecedentes, como a las acciones en curso, se puede sostener que los precedentes padecieron de la irregularidad institucional que caracterizo al país hasta diciembre de 1983; y que lo que se viene haciendo en materia llamémosle de “formación profesional” en los días que corren, es una oferta desbordada por la demanda de nuevas capacitaciones o recapacitaciones laborales.

Es frecuente que haya gente que se siente molesta, cuando no se citan antecedentes, como cuando se afirma ligeramente que en esta como en otras materias “no se hace nada”. En nuestra óptica, esto puede interpretarse, como una circulación muy viscosa de la información, de tal modo que aun la gente interesada no está enterada de las cosas que se viene haciendo, como de las que se hicieron.

Hay una suerte de acuerdo acerca de divorcio existente entre el sistema educativo y el sistema productivo.

Esto se viene denunciando desde la década del 30, del siglo que pasó, a través de calificados voceros como Saúl Taborda y Juan Mantovani. Propuestas como las de Otto Krausse, o las escuelas de aprendices, sólo cobraron envergadura a partir de 1944, con la puesta en marcha del sistema de Aprendizaje y formación profesional, que dio base a la creación de las Escuelas Industriales de la Nación, precedidas por las Escuelas de Artes y Oficios. Ese sistema culminaba en la creación de la Universidad Obrera Nacional, en la que los obreros mas calificados formados por el sistema, devinieran en “ingenieros de fábrica”. A partir de septiembre de 1955, con la conversión de esa universidad en Universidad Tecnológica Nacional, y la Creación del Consejo Nacional de Educación Técnica, el sistema comenzó a desvirtuarse de sus propósitos originales, que incluían “la laborterapia productiva”, para los trabajadores jubilados, consagrada en los Derechos de la Ancianidad, que cobraron rango constitucional en 1949. Ello no fue óbice que el proceso de industrialización, emergente del esquema de sustitución de importaciones, siguiera dando sustento al nuevo esquema de formación profesional. Se puede conjeturar que la educación técnica, llevada a su mínima expresión, con la sanción de la ley federal de educación de 1994, fue afectada del mismo proceso de ensimismamiento burocrático, que se había apoderado de todo el sistema educativo argentino, y que pareciera perpetuarse, a pesar de los intento en contrario.

Es recurrente escuchar acerca de la falta de recursos, para tareas como las que se sugieren. No compartimos esa opinión. Nosotros entendemos que existen en los presupuestos públicos,  recursos susceptibles de ser aplicados a esquemas de recalificación laboral, a poco menos que estos recursos se redireccionen. Para ese redireccionamiento hace falta una enérgica voluntad política para neutralizar las resistencias de los comportamientos burocráticos, que nadie puede negar que existan, pero que son difíciles de identificar.

No obstante el debilitamiento padecido por las organizaciones sindicales argentinas en el devenir argentinos de las décadas precedentes, se puede apreciar que una suerte de “resiliencia”, ha permitido a las organizaciones sindicales, preservar recursos y modalidades de acción.

Probablemente por la influencia de las organizaciones sindicales internacionales, y por la labor señera, aunque poco difundida de la Organización Internacional del Trabajo (OIT.), los sindicatos vienen desplegando interesantes esquemas de formación profesional y recalificación laboral, aunque a escala reducida, en función de la dimensión de las demandas crecientes. Es casi excepcional que un sindicato no posea actualmente una Secretaria de Capacitación en su organigrama, y en muchos de ellos, se desenvuelven ciclos de formación hasta de nivel terciario.

Como en otros ordenes de la vida argentina, forma parte de nuestras mas aflatadas convicciones, la que mediante una adecuada movilización y coordinación existen tanto en el sector publico, en las organizaciones sindicales y en las empresarias (recientemente imbuidas del concepto de responsabilidad empresaria motorizado por las empresas trasnacionales), los recursos para realizar la transición de las capacidades laborales para afrontar lo que se denomina la “sociedad post hidrocarburos”.

Expresamos al comienzo de este desarrollo, que el mismo no estaba destinado a especialistas, sino a aquella gente de trabajo, geográficamente asentada en la provincia de La Pampa y alrededores, que esté en trance de tener que reorientar (y por que no en algunos casos potenciar) sus calificaciones laborales.

No somos creyentes de las planificaciones circunstanciadas, que históricamente han fracasado. Tenemos muchas reservas con el automatismo de las fuerza del mercado como autorreguladores sociales.

Estamos convencidos que estos procesos se sentirán sobre nuestras respectivas existencias en poco tiempo mas. Esta en cada uno de nosotros, si vamos a aceptar acríticamente los esquemas que ya se insinúan desde los epígonos del mundo económico internacional, concentrados en el G-8 y la Organización mundial del Comercio, esparciendo sus concepciones mediante el sistema de las Naciones Unidas, o si haremos una adaptación critica de aquello que proveniente de ese foro estimemos convenientes y generemos respuestas propias para afrontar este  presente, del que tanto nos advirtieron que acontecería y que ya esta aconteciendo.

Que las consideraciones precedentes, sean una contribución para sensibilizar en una problemática de la que cada uno tendrá que responder para una mejor calidad de vida propia y de su entorno familiar, y a través de él con su respectivo entorno comunitario.

Buenos Aires, viernes, 15 de febrero de 2008

** Articulo publicado en la revista “Movimiento Sindical”,de la ciudad de Santa Rosa, Provincia de la Pampa, Argentina; Números 12 y 13;Marzo y abril de 2008

 

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