La Importancia Del Desarrollo De Capital Social En El Estado De Bienestar Social

Introducción


Las sociedades van se transformando lo largo del tiempo y en especial en las últimas décadas bajo un eje que tiene en los derechos de las clases trabajadoras su principal expresión. Aunque los derechos de las clases trabajadoras sean considerados como un elemento céntrico para consolidación del estado de bienestar, donde se construye sus pilares y fundamentos, en eses tiempos van perdiendo relevancia como elemento de inserción social. Esa refracción de la realidad es parte de un proceso de deterioro gradual de lo estado de bienestar social.


La concepción del empleo fijo y seguro, como regla de seguridad y protección de la clase trabajadora se convierte en incertidumbre ante la lógica de la flexibilidad laboral de los días actuales, generando más una forma de desprotección a los ciudadanos, entre tantas otras que los actuales cambios han impuesto a la sociedad. Reflejos de la globalización económica i integración internacional o opción política de los gobernantes  – como debaten los especialistas. ¿Qué explicaciones san razonables para comprensión de la flexibilidad y de los nuevos cambios en las garantizas de los derechos de las clases trabajadoras y la incertidumbre y vulnerabilidad que eso genera?


Para entender lo que se consideran “nuevas vulnerabilidades sociales” es relevante considerar tres elementos céntricos de esa cuestión traídos en ese estudio: la transformación de las garantizas de los derechos de la clase trabajadora, la disminución de la protección social y la fragilidad del capital social. Esas cuestiones han decorrido de los cambios sufridos en el paradigma del Bienestar Social, que finió por generar  no menos relevantes cambios en la estructura de la sociedad actual.


Así, en ese trabajo nos proponemos a hacer preliminarmente un breve perfil del Estado de Bienestar Social considerando sus principias elementos y objetivos. En continuación intentaremos reflexionar sobre la intrincada trama de la crisis a cual se entró y las principales explicaciones de los especialistas en la escena internacional.  Describiremos brevemente los trazos más acentuados y los fundamentos de esa crisis, sus consecuencias y como influyen eses cambios de paradigma de bienestar social en las relaciones laborales y en los derechos de la clase trabajadora. Al final serán considerados los aspectos relacionados  a la importancia que debe tener un Estado fuerte en un modelo de bienestar y la intervención para con los vulnerables y excluidos, resaltando la importancia del capital social para enfrentamiento de las cuestiones que dificultan o impiden el desarrollo.


Estado de Bien Estar


En principio para entender lo que sea Estado de Bienestar traemos acá lo concepto que mejor expresa su dimensión y finalidad traducido por Vicenç Navarro (2002, p.17-18) como siendo:


[… ] las intervenciones públicas que tienen con objetivo aumentar la calidad de vida y bienestar social de la población de un país, que incluyen áreas tan importantes en la vida cotidiana de las personas como la seguridad social, la creación de empleo, los servicios del Estado de Bienestar como sanidad y salud pública, educación y servicios de ayuda a familias, así como programas de prevención de la exclusión social y de desarrollo social y económico.[…]


El concepto de Estado de Bienestar se construyó bajo la inspiración do que representa el concepto de ciudadanía para Marshall (MARSHALL apud MORENO, 2003, p.3) que consideraba tres tipos de derechos que implicaban tres formas diferentes de entender la ciudadanía: los derechos civiles (libertad y igualdad ante la ley), los derechos políticos (participación ciudadana en el proceso político de toma de decisiones) y los derechos sociales (mínimo bienestar económico y seguridad  para todos los ciudadanos). Para Marshall el Estado de Bienestar se pudiera alcanzar como realización de los derechos sociales, después de alcanzar el reconocimiento de los derechos civiles y políticos.


Como visto el concepto está intrínsecamente ligado a la idea de un Estado intervencionista y responsable por la vida de los ciudadanos, un Estado presente en el cotidiano de las gentes y capaz de promover un contexto de oportunidades para asegurar a todos los derechos fundamentales.


En términos generales se constituye en una característica de la sociedad europea occidental, donde surgió y siguió tiendo su mayor expresión hasta la década de los 70 cuando entró en crisis y sufrió cambios significativos. El Estado de Bienestar puede ser explicado de modo más sencillo como un sistema de defensa y protección que el Estado ofrece a los ciudadanos para evitar que vengan caer en la pobreza o que no dispongan de los mínimos necesarios para vivir con autonomía.


El sistema de protección fue planteado para interferir en los ciclos de pobreza entre generaciones i interrumpir su propagación entre los que descienden.  La manutención del ciclo de la pobreza entre generaciones es la principal causa de su perpetuación en nuestras sociedades. La falta de oportunidades para el desarrollo de los miembros de la familia hace con que la  situación de vulnerabilidad se quede crónica con el tiempo, resultando en total imposibilidad de cambios estructurales en la vida de las personas y de sus descendentes. Esa realidad se no es tratada como una prioridad, agudiza la situación con el pasar del tiempo, generando otras cuestiones sociales tan relevantes cuanto y tornando su solución tan más compleja y difícil.


Ese nuevo modelo social de bienestar tiene como objetivo criar a través de un conjunto de acciones y políticas estructurantes, un complejo sistema de oportunidades en diversos niveles para el suporte a los ciudadano de modo a que le fuese posible el desarrollo de capacidades personales y coyunturales para interrumpir el ciclo perverso de la pobreza. Las políticas han que promover un conjunto de acciones dirigidas para el desarrollo de capital humano, social y productivo en el territorio.


De ese modo y en general el Estado de Bienestar ha favorecido el crecimiento económico, contribuyendo con la redistribución de la renta, reduciendo la desigualdad, garantizando la estabilidad social y política, promoviendo la cohesión social y contribuyendo con el fortalecimiento del capital humano y social.


Cuando surgió el bienestar social, la teoría económica dominante sufrió  muchos cambios y la comunidad europea asistió la transición de una política económica clásica para el modelo Keynesiano que fue su fundamento teórico. El Estado de Bienestar Social cambia la política económica que estructuraba la sociedad a través de un conjunto de técnicas y estudios instrumentales, para proponer un nuevo modelo de gestión fundamentado en argumentaciones teóricas y acciones de promoción social del ciudadano en sus múltiples dimensiones.


Segundo CASTELLS (1989) eso cambio de perspectiva ocurrió  por tres factores fundamentales. Primeramente, hubo un consenso ampliamente generalizado sobre el carácter positivo de las ideas de progreso e igualdad. En segundo lugar, por el reconocimiento de la importancia do papel activo do Estado en le ejecución de eses objetivos progresistas e igualitarios. El tercero factor fue la existencia de formulas de pacto social entre las organizaciones representativas de los trabajadores y dos empresarios.


Así, la conjugación de eses tres factores fundamentales resultó en la substitución del  modelo liberal pelo Estado intervencionista keynesiano. Consecuentemente, ese nuevo paradigma ha traído las condiciones favorables para la diseminación de los Estados de Bienestar.


El modelo Keynesiano al cual se fundamentaba el Bienestar Social propuso una forma eficaz para minimización del conflicto histórico entre clases a través del arbitraje, función que pasa a adquirir el Estado y que muy bien identifica ese momento de coparticipación comprometida de los ciudadanos en los procesos sociales.


El movimiento obrero tuvo un expresivo y fundamental papel en eses cambios estructurales de la sociedad de bienestar. A través de las organizaciones sindicales, pasaran a utilizan las negociaciones colectivas y participar de forma concreta en la regulación de los procesos económicos. El modelo Keynesiano propone como condicione céntrica la creación de un espacio de participación política tripartito formado por gobierno, los sindicatos y las organizaciones, como ocurre en los países nórdicos de Europa – donde mejor se desarrolló y permaneció.


El Estado ejerce un papel fundamental en ese nuevo paradigma: se convierte en un ente fuerte comprometido con el bienestar de los ciudadanos y también capaz de convivir de manera activa y contributiva con la sociedad.


Así, el Estado se pone responsable para crear estructuras indispensables para el desarrollo de las gentes y de la sociedad participando de modo fundamental en la economía, generando empleos (públicos y incentivando a creación de empleos privados) y construcción de infraestructuras públicas como escuelas, hospitales y los servicios sociales.


Los estudios de R. Castel (1997) sobre el tema enumeran importantes efectos positivos que tenía el Estado del Bienestar sobre la economía y la sociedad, de los cuales destacamos:


·        La paz social que permitió relaciones industriales estables y la participación cooperativa de los trabajadores;


·        La elevación de la renta de la ciudadanía a través del salario social que el Estado proporcionó a las gentes, tiendo las clases obreras aumentado así la demanda agregada y estimulando el crecimiento económico;


·        Las inversiones en infraestructura pública dinamizaban también el mercado manteniendo también la demanda agregada;


·        Se produjo una importante expansión del empleo en el sector de servicios sociales;


·        La participación de la sociedad en espacios plurales de deliberación política, con una cohesión entre los diversos sectores de la sociedad.


Esto permitió a la gente desarrollar sus capacidades de crecimiento y mejorar las relaciones sociales. Luego en la sociedad del Bienestar Keynesiano se fusionaban las clases medias con la clase obrera bajo el arbitraje del estado encargado de la cohesión social.


A pesar del nombre inducir a pensar que el estado de bienestar es únicamente un compromiso del ente Estatal, su significación es muy más amplia porque exige un esfuerzo conjunto de toda la sociedad. Para que exista el estado del bienestar es condición necesaria la existencia de una sociedad del bienestar. Es decir: la sociedad tiene un relevante papel en la definición del tipo de Estado de bienestar que hace legítimo y en este aspecto el capital social es muy importante y responsable pelo sostenimiento de ese nuevo paradigma social.


Transformaciones y crisis del estado del Bienestar


Procederemos ahora a perfilar los elementos que más contrastan con la estructura anteriormente descrita y que definen el marco en el que el Estado del Bienestar encuentra su crisis.


Globalización Económica y Integración Internacional


Como hacen creer varios autores, la crisis del Estado de Bienestar se instala en especial en razón de una fuerte crisis económica que se entró algunos países de la UE – 15. Las exigencias de la globalización económica generaran una necesidad de “supervivencia” de los países, resultando en una fuerte competición internacional. Para enfrentamiento de la crisis, explican, que la globalización pasó a exigir de todos los gobiernos la reducción de los gastos públicos y sociales, desregulación del mercado laboral y la disminución de la protección social. Acá empezó el proceso del deterioro del Estado de Bienestar.


El combate a la inflación se convirtió en el mayor reto de los gobiernos. Como dijo Vicenç Navarro (2007) el objetivo de reducir la inflación surge más relevante para El Banco Central Europeo – muy visible en el Tratado de Marstrich –  que el estímulo al crecimiento económico. En la difusión de esa idea, el Banco Central Europeo tuvo una gran parcela de contribución, presionando los países a adopción de medidas urgentes de control de la inflación con sugerencia de cortes en los recursos, inclusos los sociales, y toda una gama de cambios de que se opugnaba a los principios del Estado de Bienestar Social. Se trata aquí de un nuevo paradigma que se construyó sostenido en una obsesión por el control de la inflación, mismo que al coste de las más importantes inversiones sociales.


Es a partir de esa nueva mirada sobre las cuestiones que involucran la crisis que el criterio económico pasa a tener mayor relevancia que el político, al punto de influir y comprometer los principios democráticos, una vez que la globalización económica y su intervención dirigida para la definición de las políticas que mejor atiendan las necesidades de eso nuevo momento de crisis, fina por aniquilar la posibilidad de opción y de libertad de decisión de los que gobiernan y representan el pueblo y la sociedad, haciendo con que los gobiernos sigan cada vez más perdiendo poder.


Es decir que la globalización económica fuerza a todos los Estados a seguir políticas económicas y sociales semejantes, bajo al argumento de minimización de la crisis y la orientación de un combate a la inflación rígido y enfocado en aspectos esencialmente económicos, exigiendo profundos sacrificios de la sociedad que pasa a se quedar involucrada con varios problemas mucho más complejos y difíciles de manejar como hambre, desempleo, falta de apoyo social, violencia y el surgimiento de una guerra social representada pela competitividad para supervivir.


En esa coyuntura las empresas multinacionales adquieren un papel muy relevante en las decisiones económicas, porque disponen de abundante información social y económica de nivel internacional y como concentran gran parte del comercio externo pasan a manejar  un gran poder entre los gobiernos con los cuales se relacionan, de modo que sus transacciones influyen en la estabilidad de la moneda, pudiendo interferir en las decisiones y en las opciones políticas de los gobiernos locales.


Los cambios en la tecnología han sido también destacados por diversos autores por su incidencia en el ámbito económico y social. En especial fue muy intenso su impacto en el empleo y sus características. La desconcentración productiva, los procesos de automatización han impulsado un elevado nivel de paro, lo que agudizó la necesidad de busca de salidas y soluciones.


Agravó la crisis también el rápido proceso de urbanización de las ciudades con la reducción de la población dedicada al sector primario, cuando el empleo industrial seguía siendo para muchos una perspectiva de crecimiento y de abandono al campo, posibilitando mejora en el nivel de vida y mayor status social. Todas esas cuestiones fueran justificando la necesidad de cambios en el modelo keynesiano.


El momento histórico en general hubo producido muchas dificultades para los países donde el modelo de bienestar social aun no había fijado sus bases más sólidas y constituido capital social como un fundamento y fortaleza para su sustentación. Los teóricos más apegados al pensamiento neoliberal interpretaron la situación de la crisis en términos de incapacidad del Estado de Bienestar para regir las nuevas economías occidentales. En sus discursos pasaran a acusar al Estado del Bienestar de ser un derrochador de recursos, de provocar fuertes déficit públicos, ocasionados sobre todo por los elevados gastos sociales, y de ser el causante de la galopante inflación por una ineficiente política presupuestaria y laboral. Pero la cuestión se ponía más compleja.


Críticas al Estado de Bien Estar


Muchos argumentos fueran construidos no intento de mostrar la ineficacia del estado de bienestar. Para Ludolfo Paramio Rodrigo (1998) uno de los argumentos más contundentes reflexiona sobre la falta de estimulo personal generada pela disponibilidad de coberturas sociales para los vulnerables, lo que disminuye el interés y los esfuerzos de los individuos para mejorar su capacidad para el mercado de trabajo, sea para hallar empleo o para cambiar para uno mejor. Afirman que la facilidad de obtener medios de supervivencia a través de las políticas sociales en el Estado de Bienestar acabó por poner el sujeto en una condición de pasividad en relación a su propio futuro.


Lo mismo acontece, afirman, con aquellos que pierden sus empleos y les socorren los ingresos del seguro de paro. Segundo demuestran los teóricos, el seguro de paro se convirtió en un incentivo para que los trabajadores se acomodasen y se quedasen satisfechos con la situación de desempleo, dejando de buscar trabajos menos atractivos que les exigirían la búsqueda constante para mejorar sus calificaciones y por adelante obtener mejores trabajos, para mantenerse permanentemente en una condición de inercia. Intenta convencer que la protección condicionaba el trabajador a una situación de comodidad adelante de todas las posibilidades y potencialidades que podría desarrollar con sus propios esfuerzos.


Por fin se soma a eso que en verdad el Estado de Bienestar no pone fin a la pobreza, posibilitando a sujeto cambiar su situación social in efectivo y en definitivo,  adquiriendo autonomía para su propia sustentación y de su familia. Al contrario lo pone abajo y dependiente de los abonos del Estado, perpetuando su situación de pobreza porque no hay ninguno incentivo para superación de esa situación, sólo prorrogando el ciclo perverso de pobreza, ahora escondido en las estadísticas oficiales de calidad de vida de las gentes dependientes del Estado.


Los cambios al Estado de Bien Estar


A mediados de los años setenta cuando se agudiza la fuerte crisis económica, empezó a producirse una corriente de pensamiento que pasó a defender una revisión en los principios que sustentaban el Estado del Bienestar Keynesiano, en función de que se creía en general que las causas del limitado crecimiento se explicaban por la excesiva rigidez de los mercados laborales, generosidad de los beneficios sociales y el gasto público, lo que resultó en la adopción de providencias que pasaran a afectar profundamente a la naturaleza del Estado del Bienestar y consistían en tres medidas:


1. Reducción de los gastos estatales y reducción del déficit público (siguiendo las orientaciones del Pacto de Estabilidad que no distinguía las diversas naturalezas del gasto público, atacándolo en general);


2. Desregulación del mercado (eliminación del sector público estatal a favor del mercado libre – flexibilización);


3. Rebajamiento de la protección social que los Estados ofrecen a su ciudadanía.


Todos estos cambios, afirman algunos estudiosos se justifican, como dice, pela necesidad de los gobiernos acompañaren la globalización del mercado y se tornaren más competitivos. Como afirmaron Antonio González Temprano y Eugenio Torres Villanueva (1992, p. 139) se difundió “[…]la idea de que WS es incapaz de evitar la crisis y que, además, la genera y la nutre.[…]” Es decir que a partir de 1973 confluyen un conjunto de factores que levan a creer la necesidad de impedir la expansión del bienestar social. Segundo los mismos autores fuera necesario entender que todos los hechos parecían apuntar para la desmitificación del intervencionismo estatal y que las medidas propuestas eran la única forma viable de superación de la crisis.  


La reducción de los gastos estatales finó por debilitar por demás las clases trabajadoras. El Pacto de Estabilidad no distingue que naturaleza de gastos públicos deben sufrir  cortes, incluyendo sin un análisis de grado de relevancia los gastos sociales. La reducción de gastos no diferencia los gastos públicos en inversiones de los gastos públicos corrientes.


Como demuestra Vicenç Navarro  (2007, p. 425), “[…] poner el gasto público en la misma categoría sin discriminar la naturaleza de tal gasto público, es un gran error que perjudica no sólo el bienestar social de la población sino también la eficiencia económica de los países miembros de la UE – 15.[…]”


Entre los gastos públicos que sufrieran cortes, se destacan el sector de empleos, uno de los más afectados. Los gastos públicos con la creación de nuevos empleos públicos o incentivo a los privados agudizaron la crisis del paro en muchos países de UE – 15. Es una premisa relevante en el modelo de Bienestar que la creación de empleos hay que ser entendida como una responsabilidad estatal, de modo que allá de crear nuevos puestos el Estado necesita garantizar a las empresas condiciones favorables para expansión de los empleos, incluso a través de gastos públicos.


El autor citado arriba (2007, p. 25-34) acrecienta que “[…] la mayoría de empleos creado en los últimos diez años en Suecia y Gran Bretaña, dos países que frecuentemente se presentaran como modelos de creación de empleo, ha sido estimulado por el gasto público.[…]”


Eso es importante porque la calidad del trabajo y la satisfacción que ello causa en los trabajadores en sus actividades laborales cotidianas reflexiona en sus vidas de modo que puede relacionarse  con la longevidad de una persona y su salud física y psíquica. La desatención a eso genera un profundo conflicto en la sociedad y otros gastos socales.


El proceso de desregulación puesto en marcha explica la fragilidad de las relaciones laborales que se agudizó con la exigencia de flexibilidad de la economía para mantener la competitividad. La desregulación laboral y la flexibilidad son aspectos que acabaran por inducir una gran vulnerabilidad del empleo.


En ese contexto histórico otros hechos aún empeoraron la fragilidad laboral como por ejemplo ese nuevo contexto empresarial de fuerte competencia internacional que sometió la economía a una intensa tensión competitiva. Así la competitividad internacional pasó a adquirir un sentido de objetivo fundamental para la supervivencia de las empresas provocando cambios también en los empleos. Eso llevó a elaboración de estrategias y políticas enfocadas en la reducción de costes laborales para superación de la crisis.


La flexibilidad surge como una fuerte amenaza a la clase trabajadora porque implicaba pérdida de protecciones asociadas al puesto de trabajo, necesidad de aceptación de condiciones laborales individualizadas, cada vez más alejadas de los marcos de la negociación colectiva que desaparece para la mayoría de los sectores productivos y los trabajadores, perdida la fuerza de masas del movimiento obrero.


Para Javier Ramos-Díaz (2007) a pesar de que flexibilidad laboral y la seguridad social puedan se presentar como estrategias incompatibles, ha surgido una nueva categoría que combina esos dos elementos sobre la base de la economía del conocimiento y que podría asegurar a Europa la oportunidad de beneficiarse de la internacionalización económica, cambiando la concepción do que sea seguridad para entenderse el empleo seguro no como el trabajo permanente y a tiempo completo, más si en estar el trabajador permanentemente empleado, a través de políticas sociales que ayuden a los trabajadores a transitar por el mercado de trabajo.


En continuación dijo (2007, p. 214): “[…]La concepción hace parte de la “Estrategia de Lisboa” que se pretende cumplir hasta el año 2010  que demuestra como los estados buscan una lógica nacional para el problema mientras la solución debe efectivamente ser global.[…]”


Sobre eso afirma Vicenç Navarro (1995, p. 14) que a pesar del merito de tal asertiva de que la solución para la crisis ha de advenir de una acción coordenada con otros países, profundamente influida por la teoría de los sistemas globales de Wallerstein, “[…]la expansión del estado de bienestar en cada país es ciertamente parte de la solución y no parte del problema.[…]”


Para Carlos Ochando Claramunt (1999), tan importante como su concepto es entender que no existe uno sólo modelo de Estado del Bienestar. Por lo tanto, debemos aceptar que existe una amplia diversidad de Estados del Bienestar en Europa ya que la configuración de los mismos depende de muchos factores y características diferentes que contribuyen para conformar modelos y trayectorias institucionales diferentes. Incluso es considerable en la configuración del Estado de Bienestar la trayectoria política de la sociedad, lo que podrá justificar su nivel de fragilidad o de fortaleza, en el medio de esa crisis internacional.


El análisis de la crisis revela que los salarios de los trabajadores al longo de los últimos años, después de subir hasta el año 1975, se estacaron y en continuación bajaron rápidamente, generando una gran disminución en las rentas de los trabajadores. La calidad del trabajo empeoró en grandes proporciones, quedando grandes cifras de trabajadores que viven bajo presión, con gran intensidad de trabajo, deteriorando las condiciones de trabajo para amplios sectores de las clases populares y aumentando las enfermedades laborales debido al estrés.


Entretanto no es por demás señalar, que la descomposición del estado de bienestar y consecuentemente la perdida de garantiza de los trabajadores se debe sobretodo a las opciones políticas de cada gobierno y su trayectoria política, mucho más que – como afirman muchos – la globalización y la integración internacional, con todos las implicaciones que lo suceden.


Algunos de los países de la UE-15 han aumentado el PIB con gastos sociales y seguridad laboral estando entre los más globalizados, lo que no se ha pasado con España, todavía. Eso cuestiona la explicación simplista que atribuye a la globalización y la interacción internacional la imprescindible necesidad de cambios en el Estado de Bienestar y el deterioro en la condición de la clase trabajadora que esa nueva concepción ha producido.


Los países nórdicos en Europa, aunque sean más globalizados san también los que tienen mayor grado de desarrollo y han ofrecido mayor protección social y consecuentemente han tenido estados más intervencionistas, desmitificando a lógica neoliberal de la necesidad de cambios en el  modelo Keynesiano para tornarse más competitivo y supervivir a competitividad del mercado internacional.


En eses estados la característica de “estado fuerte” ha justificado su nivel de desarrollo, cada vez más se firmando como Estado de Bienestar amplio y universal o que le favorece mantener la condición de competitividad en la globalización económica y su integración internacional.


Esos países se han caracterizado por las políticas altamente redistributivas y de pleno empleo, facilitando así la creación de empleos tanto no sector privado como en el sector público, estimulando así la inserción de la mujer en el mundo del trabajo, lo que explica las tasas más altas de empleo de eses países entre los países da OCDE.


VIcenç Navarro, John Schmitt y Javier Astudillo (2002)  cuestionan la afirmativa de los neoliberais sobre la influencia de la globalización en los cambios que se ha producido en el Estado e Bienestar, resaltando que las variables políticas son mucho más determinantes dentro de cada Estado, para determinar las políticas sociales. Dicen eso a partir de un minucioso estudio que comprueba que lo más importante para la eficacia del bienestar social ha sido la fuerza del movimiento socialdemócrata.


Aseguran que otros factores explican mejor y ha tenido más importancia que la globalización en la configuración del Estado de Bienestar, como por ejemplo la participación de la mujer en el mercado de trabajo.


De ese importante estudio resultó que los países de tradición social demócratas, con fuertes movimiento comprometidos con la igualdad de sexos, la integración de la mujer han sido mayor por fuerza de la ampliación creciente de los servicios de apoyo a las familias. Lo que no ha pasado en los países de tradición política Cristiano Demócratas y mucho menos en países con tradición Liberal. Considerando la diversidad de Estados de Bienestar, los países donde ha se fortalecido y ampliado son aquellos en que los movimientos Socialdemócratas han sido más fuertes.


En los países Socialdemócratas se constata un alto grado de sindicalización de la fuerza laboral, lo que demuestra alto grado de desarrollo de capital social. Los mismos han tenido un alto grado de integración de su comercio al mercado internacional, sus políticas tiene como fundamento el principio de la universalidad que están basadas en el derecho de la ciudadanía. Los datos revelan aún que en los años noventa continuaron siendo los países con mayores gastos público social y mayor grado de empleo público de todos los países da OECD. Por fin, es relevante decir que esos países nórdicos continúan siendo los que continúan teniendo mayores tasas de crecimiento del gasto público social.


Al contrario de eso, los países anglosajones tiene bajado su grado de desarrollo, obteniendo tasas de desempleo cada vez más altas. Lo que pasa es que en los países nórdicos se firmó un pacto tripartito entre los gobiernos, los sindicatos y las organizaciones empresariales, distinguiendo claramente la flexibilidad laboral do que sea inseguridad laboral. Lo que hace con que la seguridad de empleo en eses países se garantiza a través de políticas activas y políticas de pleno empleo, donde se encuentran en un importante espacio de participación política los sectores más importantes de la sociedad.


La cuestión del empleo


Hasta los Setenta, el empleo se constituyó como un modelo de integración social, como un motor de creación de identidad colectiva y de ciudadanía. Con el adviento de la crisis se plantean así reestructuraciones tanto en los sistemas productivos y en la forma en que se producen las relaciones laborales, como en la composición y cobertura que ha de mantener el estado del bienestar en la sociedad, conformando todo ello, como veremos, el marco de la nueva vulnerabilidad social.


Se produce una clara desproporción entre el crecimiento del desempleo y los recursos destinados a el, que fueran cada vez más bajos, en perjuicio de los beneficiarios de lo seguro de paro. Los recursos fueran disminuyendo cada vez más y esa desproporción se señala como orientación de la política gubernamental de contención del gasto público. Con o objetivo de reducir el gasto social, la mayoría de los países da OECD empezaran a practicar una política de reducción de la cobertura del seguro destinado a las personas con derecho de ciudadanía a la prestación por desempleo, creando más dificultad de acceso y disminuyendo el tiempo de beneficio y la cantidad de las contribuciones.


En respuesta a la fragilidad de la presencia del Estado y de las reducidas políticas públicas en ese sector, el desempleo pasa a aumentar y la situación se agudiza sobretodo entre los jóvenes y los parados de larga duración, se configurando cada vez más como un grave y complejo problema económico y social.


En continuación,  para tornar más grave la situación, se produce una importante «desregulación» de las condiciones laborales en atención a las exigencias de flexibilidad de la economía, segundo algunos especialistas para mantener la competitividad de una economía globalizada: de formas de contratación fijas y estables vinculadas a una buena protección social se pasa a fórmulas de contratación precarias, contratos eventuales y a tiempo parcial.


En muchos aspectos pasa a ocurrir un verdadero deterioro de las condiciones laborales asociado a los imperativos de la flexibilidad y competitividad de la nueva economía globalizada. Aparejado con esos cambios en la actividad laboral, las demás políticas sociales de apoyo al trabajador también pasaran a sufrir cortes. Los gastos correspondientes con vejez, jubilación, accidentes y enfermedades y los de disfunción, en fin todo los gastos con seguridad también fueran objeto de retaliación. Paralelo a esto la relativa fragilidad de estructuras familiares, la escasez de los servicios de apoyo al ciudadano, falta de apoyo económico y social tradicional, agudizaran en definitivo el debilitamiento del vínculo social, haciendo con que surgiese una importante zona de vulnerabilidad social.


Lo primero que se constata es que los cambios producidos han resultado en una reducción cuantitativa del empleo, o cuando menos un cambio de estructura ocupacional y relacionada a ciertas calificaciones técnicas que van ha hacer innecesarios muchos de los puestos de trabajo que se mantenían hasta ahora.


Las nuevas tecnologías de información obligan a la redefinición tanto del empleo como de las características del trabajador en el sistema globalizado, que pasan a exigir calificación especial para a cual la mayoría de los trabajadores parados no dominan.


A obtención de empleo en la sociedad globalizada pasa a exigir calificación cada vez más especializada y intensificando la distancia de los excluidos de las posibilidades de empleo, porque no hay políticas públicas de calificación y inserción, quedando los individuos parados cada vez más excluidos del sistema de producción global.


Es relevante observar, como dijo Manuel Castells (1997) que las nuevas tecnologías de la información impone una redefinición del empleo y de las nuevas características del trabajador en el sistema globalizado, porque la tecnología reduce la cantidad de trabajo necesaria por unidad de producto. Entretanto es importante tener en cuenta que el facto de que eses nuevos paradigmas vengan a representar despidos en las empresas o reducciones de jornadas, son cuestiones de política y de estructura institucional y su capacidad para controlar y regular los cambios en las políticas de empleo.


El paro se ha instalado en la sociedad como una cuestión coyuntural. El problema se hacía más complejo porque no sólo  fue la reducción amplia de empleos que amenaza la actualidad, sino el surgimiento de un fenómeno social creciente relacionado a la oferta de nuevas formas de empleos muy precarios y débiles. Empleos sin cualquiera normas de reglamentación, si reglas salariales, sin estatutos de protección y que no exige ninguna o casi ninguna calificación.


Los empleos que han surgido en el mercado en mayor escala están más accesibles a los individuos más vulnerables, sectores más débiles e la sociedad, los jóvenes, mujeres, inmigrantes y en general los que tiene muy baja calificación y bajo nivel de exigencia salarial.


El problema se agudiza porque esos trabajadores no disponen de ninguno tipo de protección laboral, incluso la seguridad, lo que hacen victimas de la exclusión. Los salarios son bajos, la competitividad es alta y promueve el surgimiento de conflictos, la cantidad y las condiciones de trabajo son  precarias y exponen los individuos a altos niveles de estrés, las enfermedades son más recurrentes y las relaciones familiares son mucho más afectadas por el estrés laboral.


Al contrario en el sector duro de las nuevas tecnologías y el mundo de las finanzas la oferta es más amplia, pero hay  muchas exigencias de calificación. La gran oferta hace con que los trabajadores sean fácilmente substituibles generando alto nivel de incertidumbre.


Las situaciones presentadas, segundo Manuel Castell (1997) se configura como fuerte amenaza a la paz social, porque han producido uno fuerte movimiento de polarización social.


Eses nuevos cambios en la configuración del empleo, ha producido mucha preocupación y incertidumbre. A una porque los empleos predominantes están caracterizados por n alto nivel de precariedad, formando una nueva categoría de ciudadanos desprotegidos por el Estado y victimas de una economía de mercado predatoria. Los puestos de trabajo que están basados en la búsqueda de beneficios empresariales a corto plazo expone los trabajadores a constante riesgo, tiendo que promover cambios constantes en sus vidas.


Esos cambios en la situación del empleo han producido un expresivo aumento en la demanda por políticas de sanidad y de servicios sociales y es responsable pelo agravamiento y debilitamiento de los vínculos sociales y la corrosión del carácter de muchos trabajadores, generando problemas psicológicos vinculados al empleo, problemas familiares y mucho estrés en las relaciones sociales que se caracterizan bajo de intensa tensión.


Lo que pasa é que la demanda en busca de servicios sociales y e sanidad aumentó y los cortes en gastos sociales disminuyó produciendo una reducción en la oferta, generando un abismo entre los derechos de los vulnerables y los deberes del Estado.


Al contrario de eso en los países nórdicos de Europa ocurrió un crecimiento en las inversiones y gastos públicos en políticas sociales y de empleo, porque han utilizado los servicios sociales de Estado como una importante política de creación de empleo, ampliando la cantidad de empleos, reduciendo las tensiones sociales y la búsqueda por servicios de sanidad y apoyos sociales. Durante la década de ochenta la gran mayoría de los nuevos trabajos creados en aquello periodo se relacionan con los servicios comunitarios que san prestados por el Estados a la ciudadanía.  Más importante que eso es que los servicios de apoyo a ciudadanía ocupan grande parte de la mano de obra femenina y los jóvenes.


Esos indicadores tienen reflejos en muchos aspectos de la compleja trama social y resulta en muy buenas estadísticas. Para las mujeres es creada la oportunidad de trabajo, aprovechando una fuerza que se hacia inerte en la sociedad, posibilitando a su inserción en el mercad de trabajo. De otro lado sus hijos san atendidos en el centros educacionales para la infancia y los servicios sociales les asegura el apoyo necesario compartiendo las obligaciones domestica para que puedan trabajar, generando nuevas oportunidades y puestos de trabajo comunitario.


Para Vicenç Navarro (2002) es un equivoco decir que el Estado crea política publica de empleo cuando enfoca su estrategia en nuevos empleos creados por la iniciativa privada. No pueden considerar políticas públicas en pro de pleno empleo aquellas que se limitan a crear las condiciones para que el sector privado cree empleo.


Es decir que para efectivamente una política de creación de pleno empleo tenga buenos resultados es necesario que el Estado lo tenga esa misión como un deber de protección a la ciudadanía y eso exige del Estado a ampliación de los servicios de atención social y consecuentemente la creación de nuevos puestos de empleos públicos para eso trabajo comunitario. Al contrario do que ha hecho España que no está creando suficientes puestos de trabajo. Como dijo Vicenç Navarro (2002, p. 110-111):


“[…]Se España tuviera, por ejemplo, la misma tasa de población adulta trabajando en los servicios del Estado de Bienestar como sanidad, educación y servicios de apoyo a las familias que la tiene los países del Norte de Europa (el 18% de la población adulta), nuestro alto nivel de desempleo desaparecía, a la vez que nuestra tasa de ocupación aumentaría a niveles europeos.[…]”


El Estado hay que asumir la responsabilidad y se comprometer con la solución de las preocupantes estadísticas del empleo. Tiene que adoptar como una prioridad absoluta el estimulo para creación de nuevos empleos en la iniciativa privada, pero también hay que poner en practica una eficiente política de creación de nuevos puestos de empleos públicos.


En especial la creación de nuevos puestos de empleo publico representa mayor estímulo para participación de mujeres y jóvenes en el mercad de trabajo, lo que produciría un excelente cambio en la  situación social de nuestra actualidad, como han hecho los países nórdicos de Europa.


 Así, la aplicación de nuevos puestos de trabajo en el sector publico allá de tener alto nivel de relevancia porque posibilita la inserción de nuevas fuerzas de trabajo en el mercado, generando más contribuciones, más calificación y más sanidad para la ciudadanía, implica en crecimiento de los servicios de bienestar.


El capital social como elemento céntrico de Estado de Bienestar


El desarrollo de políticas públicas sociales se hacia imprescindible para la existencia concreta de la ciudadanía social, porque representaba la manifestación de una comunidad política de ciudadanos libres y solidarios entre si. Marshall consideró que las políticas sociales tenían efectos bastantes relevantes para o surgimiento e una comunidad más unida y para o fortalecimiento da vida civilizada, como efecto de las políticas sociales comprometidas con el bienestar de las gentes (MARSHALL apud MORENO, 1998, p. 5).


Aunque no evitarían totalmente la reproducción de la desigualdad social, las políticas sociales pueden procurar una mayor nivelación de recursos entre las clases sociales. Las políticas Públicas sociales deberán estar enfocadas en el objetivo de facilitarían la ‘igualdad de oportunidades’, es decir, hacer posible que la margen de las diferencias de clase social, edad, raza o género, los ciudadanos tuviesen los mismos derechos para desarrollar sus potencialidades vitales, para que las diferencias no se constituyesen en un elemento de polarización o conflicto.


El Estado de Bienestar se compone de un conjunto de instituciones públicas proveedoras de políticas sociales dirigidas a la mejora de las condiciones de vida de las personas, a facilitar la integración de clases y grupos sociales, nivelando e igualando sus recursos materiales y proviniendo las capacidades personales faltantes a ciertas categorías de individuos para que pueda vivir de manera mas autónoma posible en la sociedad.


La busca pela igualdad de los derechos de todas las personas, asegurado mediante las políticas públicas, especialmente aquellos que se relacionan más directamente con el bienestar tiene hecho soportable las desigualdades provenientes de los sistemas capitalistas y su forma de acumulación de riqueza. Eso tiene minimizados los conflictos sociales y diluido las zonas de tensiones entre las gentes y en especial entre los vulnerables.


Todavía, es importante señalar que, establecer un marco referencial sobre la responsabilidad estatal en proteger y crear oportunidades para los ciudadanos, no es eximente de la responsabilidad y da actuación de la sociedad. Aparejado con las iniciativas de los poderes públicos, la iniciativa social y ciudadana es parte imprescindible para complementar la eficacia del bienestar social. En cada territorio, las organizaciones, movimientos, partidos y sindicatos forman un tejido muy sólido para el fortalecimiento del bienestar, traduciendo importantes reflejos en el nivel civilizatorio das gentes y la calidad democrática de la sociedad donde actúan.


Un tejido social fortalecido es un elemento céntrico para la producción de capital humano, social y productivo en cada territorio. Fortalecer el tejido social es una misión y un gran reto para el Estado y la sociedad. No hay como comprender ninguno proceso de desarrollo sin que se busquen el fortalecimiento del tejido social.


Cuanto mayor el nivel de “capitalización social”  mayor la participación de los ciudadanos en el progreso de la comunidad. Las sociedades desarrolladas tienen en común el enfoque del Capital Social como un objetivo céntrico, de modo que hacen inversiones en el fortalecimiento de un modelo de democracia participativa que integra todas las gentes.


J. Subirats (2001), dijo que las instituciones políticas de los países más desarrollados van quitando sus formas tradicionales de intervención social enfocadas en un poder central y buscan interlocución ciudadana, y tratan de conectar con agentes sociales dispuestos a asumir responsabilidades, dispuestos a generar mecanismos de cogestión. Para lo tanto identifican las organizaciones, invitándolas a integrar un acuerdo social en pro del desarrollo.


Aquellas organizaciones que disponen de mayor solidez y tradición asociativa, que han ido densificando y fortaleciendo su tejido civil y que han logrado acumular mayor capital social, resultan ser las que mejor pueden responder a esos retos, y las que mejor pueden responder a las nuevas exigencias y a los nuevos problemas.


ONGs, Sindicatos, Partidos y todas las formas de organización comunitaria se integran en un gran proyecto de desarrollo cuando san involucrados en ese propósito, basándose en la fortaleza del tejido comunitario y asociativo de cada una, juntas, suman esfuerzos, talento, recursos, poderes en un importante pacto social.


Sobre eso hay referencia histórica entre los países de a UE – 15, puesto que los países nórdicos han encontrado buenas e eficientes formas de trabajo cogestionado con la participación e la sociedad. Para JAVIER RAMOS-DÍAZ (2007) uno de los pilares básicos de lo modelo europeo es justamente la política social. El empeño por promover la cohesión social es lo que a hecho la gran diferencia de los otros países da UE – 15. El modelo nórdico – y eso debería servir de paradigma – ha alcanzado excelentes cotas de bienestar y cohesión social.


Es importante señalar que en los países nórdicos de Europa, los actores estratégicos más importantes para fortalecimiento del bienestar social fueran las organizaciones sindicales, representante de las clases trabajadoras y los partidos políticos. La cohesión promovida entre el Estado y esos importantes actores tiene garantizado opciones políticas que reflejan mejor la realidad y las necesidades de los ciudadanos, sendo que a pesar de se encontraren entre los más globalizados, preservan la autonomía para creación de sus políticas públicas.


En su análisis de las fuerzas históricas que motivaron el establecimiento del Estado de Bienestar, (NAVARRO apud KORPI Y ESPING-ANDERSEN, 1995, p. 41-42) acrecienta que la clase trabajadora,  sus instrumentos – los sindicatos y partidos – han sido los principales propulsores del Estado de Bienestar, mientras la clase capitalista y sus instrumentos, así como la pequeña burguesía, han estado en contra el Estado de Bienestar Social y los trabajadores de cuello blanco y los agricultores han mantenido al respecto una postura ambivalente.


En consecuencia, en aquellos países donde la clase trabajadora es fuerte, el Estado de Bienestar es más amplio que en aquellos países donde es débil y considera que la clase trabajadora de un país es fuerte cuando:


1.      La población trabajadora está fuertemente sindicalizada, organizada en sindicatos con una dirección central (más que gremios) que negocia por toda la población trabajadora y no sector por sector, y con el movimiento sindical unido y no dividido en sindicatos profesionales (por ejemplo, cristianos y laicos) o sindicatos políticos (por ejemplo, sindicatos dirigidos por socialistas, socialdemócatas o comunistas);


2.      Existe una íntima vinculación orgánica entre el movimiento obrero y un partido político que ha representado históricamente los intereses de la clase trabajadora y las fuerzas populares;


3.      No existen grandes divisiones políticas dentro de la clase trabajadora que compitan por el apoyo de clientelas similares;


4.      Hay un gran apoyo electoral a esos partidos y éstos han estado algún tiempo en el gobierno, ya sea sólo o en coalición;


5.      Estos partidos de la clase trabajadora han establecido eficaces alianzas con otras clases, ya sea los agricultores y/o los sectores de empleados de cuello blanco.


6.      La clase capitalista está dividida en diferentes partidos.


En los países nórdicos de Europa donde estas características se revelan efectivas hay un fuerte Estado de Bienestar. En los países como del Sur de Europa, donde estas características se encuentran demasiado fragmentadas o fragilizadas se visualiza más aguda la situación de deterioro de bienestar. Entonces, cuanto más fuerte el movimiento sindical y mejor organizada la clase trabajadora más desarrollado es el Estado de Bienestar.


La situación experimentada por España es relevante para entender esa lógica. Después de salir de un régimen fascista de 40 años, España tiene un movimiento obrero muy débil. Los movimientos de trabajadores están poco organizados y detienen poco poder en razón de su fragilidad social. Los bajos niveles de sindicalización en España también san indicadores importantes para análisis de la situación y de la fuerza de su movimiento sindical.


A pesar do que han dicho los conservadores y neoliberais, los sindicatos en España no san organizados y representan un tejido social muy débil. Es paradojal esa afirmativa en que pese sea de toda real, puesto que la reacción del Estado frente a la organización sindical muchas veces es oponente y en España a quien dijo que el subdesarrollo ha se verificado por la interferencia de la clase trabajadora a través de los sindicatos.


Para Navarro (1995) esta observación es importante por dar cuenta da necesidad de descubrir nuevos movimientos sociales como agentes de cambio de la situación y fortalecimiento del bienestar. En los círculos intelectuales y políticos se busca justificar un nuevo cambio de paradigma para situación de España con el apoyo al fortalecimiento de los movimientos sociales, apartando los sindicatos de eso proceso de desarrollo.


Sobre eso se manifiesta con vehemencia Navarro (1995, p. 41):


“[…] La realidad y la tragedia de las fuerzas favorables al Estado de Bienestar en España es, sin embargo, que el grueso e la coalición pro-Estado de Bienestar y la principal fuerza detrás de ella – la clase trabajadora está todavía desorganizada y débil y que las prácticas de clase san activamente desalentadas incluso por algunas fuerzas progresistas. A falta de ese fortalecimiento de las prácticas de clase de los instrumentos de la clase trabajadora – sindicatos y partidos  – es probable que como ha observado Prezworski en otros países semejantes, el movimiento de los partidos políticos de los trabajadores hacia e centro, para atraer el nuevos votantes de centro y establecer amplias alianzas, puede tener por resultado el absentismo de los votantes de clase trabajadora y su alineación respecto de una política que puede convertirse (a ojos de grandes sectores de esa clase trabajadora) en parte de a política de Establishment.[…]”


Sobre eso afirma que el cambio hay que surgir de la organización y fortalecimiento de la clase trabajadora: “La clase trabajadora ha sido y sigue siendo el principal agente de cambio. Y así lo demuestran los hechos.[…]” Y concluye diciendo: “[…]Dondequiera que la clase trabajadora es fuerte, el Estado de Bienestar está vivo, sano y fuerte. Dondequiera que la clase trabajadora es débil, también lo es el Estado de Bienestar.”


En la actualidad asistimos una mayor preocupación de los diversos sectores de a sociedad con el desarrollo. De modo que la cuestión de las políticas publicas pasaran a constituir una prioridad en las agendas de los gobiernos y de la sociedad. Lo que ocurre es que la situación social tiene se agravado cada vez más y la crisis es una realidad que necesita de enfrentamiento por los países con bajo desarrollo en la UE – 15. El ejemplo de los países nórdicos resurge en las pautas de discusiones de los estudiosos y en los políticos.


No se trata ahora de volver a visiones omnipotentes del Estado del determinado o exclusivo sector de la sociedad, como en el pasado reciente. Es preciso pensar en uno modelo estatal que sea capaz de contener características más pro activas del bien estar con a mas amplia participación de la sociedad y creciente fortalecimiento de la democracia. Un modelo de bienestar muy articulado en redes productivas con los más diversos sectores de la sociedad: sindicato, partidos, movimientos sociales, asociaciones – en todas sus expresiones, tratando en su conjunto de encontrar soluciones realmente validas para los problemas.


El modelo de Estado de Bienestar que se debería buscar en eses tiempos debería acercarse mucho más de la sociedad, cambiar las estructuras y la cultura burocrática y céntrica ostensiva o pseudos participativas, por una efectiva y concreta participación social a través de modernos y eficientes instrumentos de democratización.


No basta sólo crear formas o leyes. No se cambia una sociedad a toque de leyes o decretos. El cambio hay que surgir de un poder que se anima en la sociedad. Es algo más profundo y que un Estado de Bienestar interconectado con el desarrollo humano, social y productivo hay que estimular.


El miedo de la sociedad, el temor del poder de la ciudadanía hace muchas veces un alejamiento, crea un gran hiato entre los gobiernos y los ciudadanos, haciendo con que las políticas públicas no reflexionen efectivamente las necesidades de los ciudadanos. En muchos casos eso temor por la fuerza que surge de la sociedad hace con que los gobiernos auto intitulados democráticos desarrolle acciones de neutralización del Poder Local en una actitud totalmente contraria a la que se espera de uno Estado de Bienestar, que exige en su concepto más original una comunión muy sencilla con la ciudadanía.


En muchos gobiernos hay una cultura organizacional basada en la jerarquía y la verticalidad impidiendo el surgimiento y fortalecimiento de una experiencia de gestión efectivamente compartida con la sociedad, como exige el principio de la participación que está implícito en la comprensión do que sea bienestar social.


Un Estado de Bienestar Social sólo se tendrá consolidado y fortalecido se basado en el fundamento de la participación. Por eso el desarrollo del capital humano y social es fundamenta. Y como muy bien dijo Navarro (1995, p. 41) “Dondequiera que la clase trabajadora es fuerte, el Estado de Bienestar está vivo, sano y fuerte.[…]”


Hay ya diversas experiencias de trabajo participativo conjunto entre la burocracia pública y la comunidad con excelentes resultados en diferentes realidades en todo el mundo. Como  experiencia del presupuesto municipal participativo Genro y De Souza (1998, p. 123) citan la ciudad de Porto Alegre en Brasil, internacionalmente laureada.


“[…] El Presupuesto participativo es un proceso de democracia directa, voluntaria y universal, donde el pueblo puede discutir y decidir sobre el presupuesto y las políticas públicas. El ciudadano no limita su participación al acto de votar para elegir al Ejecutivo o al Parlamento, sino que también decide las prioridades de gastos y controla la gestión del gobierno. Deja de ser un coadyuvante de la política tradicional para ser protagonista permanente de la gestión pública. El Presupuesto participativo combina la democracia directa con la democracia representativa, una conquista a ser preservada y calificada”.


La participación activa de las gentes en el proceso de creación, de gestión y evaluación de las políticas públicas, crea un ambiente mucho más propicio para su efectividad y éxito. Además la participación comunitaria legitima y fortalece las políticas asegurando mejores resultados con menores esfuerzos y gastos públicos.


En ese diseño de coparticipación de la comunidad favorece el surgimiento de liderazgo social y incentiva el protagonismo de la comunidad que agrega valor, esfuerzos y talentos para a acción estatal. Además impide la cooptación de fuerzas por las elites de poder porque reconoce lo espacio de la sociedad como una nueva instancia de poder local se tornando un importante método anticorrupción y se revela como un instrumento demasiado eficaz de evaluación.


Los países en grado de desarrollo tienen enfrentado constantemente muchas dificultades en la trama excluyente de un modelo de gestión centralizado y la participación de la sociedad en una gestión de gobierno democrático.


El filo de la balanza es desafiante y exige una actitud muy corajosa y especialmente mucho comprometida con el desarrollo de una sociedad. La ganaza por el poder total hace imposible un estado de bienestar ciudadano. En el Estado de Bienestar el poder hay que ser

Cláudio Luiz Galvão Malta é Promotor de Justiça, Represetante do Minstério Público do Estado de Alagoas, Especialista em Direito Público e Mestrando em Políticas Públicas y Sociales na Universidade Pública Pompeu Fabra – Barcelona – Espanha. Atualmente é bolsista da LASPAU / Harvard University e faz parte do Programa de Desarrollo para América Latina y Caribe.

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