El riesgo que actualmente enfrentamos de vernos afectados por las actividades delictivas de algunos individuos desaprensivos y organizaciones gansteriles constituye una amenaza no solo contra la seguridad individual del hombre, sino que en forma asociada, afecta el estado de derecho de los ciudadanos, la actividad económica y el por ende el desarrollo social de los pueblos. Por lo tanto el clima de inseguridad globalizada que se vive en la mayorÃa de los pueblos del mundo amenaza ya no solo el corazón mismo del sistema polÃtico y económico, sino que también se han visto afectados el estamento jurÃdico y social de las naciones.
La creciente ola de novedosas y tradicionales amenazas contra la seguridad de la sociedad, grupos empresariales, sus ejecutivos y bienes en general, evolucionan hacia nuevas formas y riesgos favorecidos dramáticamente por un escenario de inseguridad, donde prima la impunidad y la corrupción en las diferentes estructuras que deben velar por el cumplimiento del buen vivir en nuestra sociedad, esto acompañado por nuevas dinámicas organizacionales y avances tecnológicos.
Es debido a esto, que el aspecto seguridad requiere de un tratamiento sistémico, que incluya a todos los agentes que intervienen en el proceso de su aplicación, entre los que podemos citar como entes importantes tanto a las autoridades involucradas del sector público como el personal de seguridad privada. Esto nos permitirá obtener visiones compartidas y comprometidas, en la búsqueda de soluciones globales e integrales de la seguridad, que van más allá de las tradicionales estrategias públicas de prevención del delito o de los ingentes esfuerzos de las empresas de la seguridad privada.
Por eso debemos de estar conscientes que la seguridad debe ser concebida como una disciplina enfocada directamente a la âprevención y protecciónâ contra las distintas amenazas y riesgos que ciernen sobre nuestra sociedad, lo cual es una cuestión que compete a todos. Pero principalmente a aquellos a quienes les ha sido confiado y responsabilizado el manejo, resguardo y protección de personas, bienes y propiedades, quienes tienen además de una obligación profesional, una alta responsabilidad jurÃdica y social de satisfacer y hacer cumplir esas necesidades de seguridad de los recursos que les han sido encomendados administrar y proteger.
Un buen ejecutivo de seguridad debe poseer una visión bastante clara sobre las diferentes estrategias, polÃticas y criterios de seguridad, las cuales le ayudarán a diseñar e instrumentar soluciones posibles y efectivas, con el objetivo expreso de reducir riesgos y pérdidas, al igual que deslindar eventuales responsabilidades que pueden comprometer a las personas y organizaciones que estos representan.
Los encargados y responsables de la seguridad en las grandes y pequeñas empresas de hoy dÃa deben estar capacitados para afrontar este reto con el desafÃo creciente que significa diseñar y dirigir las polÃticas y estrategias a poner en practica, a los fines de conseguir que la âprevención y protecciónâ sean su norte. Teniendo como reto principal que se cumplan todas las polÃticas de seguridad, lo que les permitirá transformar la estrategia en los resultados esperados a través del equipo que le rodea.
La tarea primordial de los ejecutivos de la seguridad moderna descansa en saber planificar y liderar sus equipos con mucha sabidurÃa y destreza, su otra y no menos importante responsabilidad debe estar enfocada en poder lograr el cumplimiento de todas sus metas y objetivos, de una manera eficiente dentro de los plazos establecidos.
Jorge Luis Vargas
Asesor de Seguridad
Especialista en Seguridad
Diplomado de Alta Direccion de Seguridad Corporartiva
Article from articlesbase.com
Video homenaje al buen rollo y las ganas de pasarlo bien.